Mi cielo, que noche tan divina, soñe enteramente contigo. Para variar tu guerreando y yo bromeando. Al final del sueño todo era risas y carcajadas, las cuales me despertaron. Que tristes carcajadas. Luego llegó la realidad, sólo, fuera de la casa, lejos de quienes quiero. El tiempo se va lentamente, como si fuese un reloj de arena interminable. Ni modo, paciencia y más paciencia.
Cuidate mucho por la tierra de ch...., como tú dices.
Fernando
domingo, 1 de marzo de 2009
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